El conocido como café americano, es una de las formas más extendidas de gozar de esta bebida en el mundo entero. Más, ¿qué es precisamente el café americano? La realidad es que hay una discusión abierta sobre ello, con una enorme pluralidad de enfoques y creencias. De todos modos, esto ocurre a partir del café en grano, que luego se muele.
Para unos, el café americano es exactamente lo mismo que el café de filtro, puesto que es la manera tradicional de preparar el café en los EE.UU y en otras muchas más partes del planeta. Para otros, se trata de un café largo de agua, o sea, un café expreso con agua caliente.
En todos y cada uno de los casos, el café americano debe ser un café más suave y que contenga considerablemente más agua que el expreso. Hay quien dice que, al haber más agua, el café americano tiene menos cafeína, pero la verdad es que, como se suele tomar más cantidad de esta bebida, la ingesta de cafeína puede ser todavía mayor que si se toma un expreso.
En el momento de buscar el origen del café americano, hay una historia de leyenda que apunta su creación a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. Conforme se cuenta, este tipo de café tiene su origen en las tropas americanas que se asentaron en Italia a lo largo de esos tiempos de guerra. Los soldados solicitaban un café más suave y ligero que los habituales expreso y ristretto italianos, puesto que estaban habituados al café de filtro. Por esto, se les comenzó a rebajar el café con agua.
La difusión del café en grano por el mundo
Existen diferentes leyendas sobre el descubrimiento y siguiente empleo del café. Una de las más extendidas, ocurrió en el siglo VIII de nuestra era y atribuye el descubrimiento de las propiedades de la semilla del café a un pastor llamado Kaldi, que advirtió la agitación de sus cabras tras haber masticado las ramitas del cafeto. Kaldi contó el curioso hecho al prior de un cercano monasterio, quien enseguida intuyó que era una obra de Dios para mantener lúcidos a sus frailes a lo largo de los oficios nocturnos.
Conforme sigue la historia, entre los siglos XII al XIV se introdujo el café en el Yemen (Arabia) a consecuencia de las invasiones abisinias. Se supone, que el cultivo se comenzó en los monasterios de aquella zona y, mediante las guerras y de la religión, se fue propagando por toda la comunidad árabe. En verdad, la tradición considera al prior Alí Ben Omar Al Shadhili como el primer patrono de los cultivadores de cafetos, como de los usuarios de café.
El café en sus inicios era el oro que todos ambicionaban, pero hoy en día es el aroma del café en grano el que nos transporta en muchos momentos de la jornada y nos da vida
A lo largo de bastante tiempo, los árabes se esmeraron en preservar el monopolio del café, en tanto que era un comercio muy rentable. Por tal razón, prohibieron terminantemente la exportación de la planta, castigando con duras penas el intento de desobediencia.
No obstante, los controles no pudieron ejercerse con todo el rigor preciso, pues el país era recorrido de año en año por miles y miles de peregrinos de todo el mundo camino de la Meca. De esta manera fue como, en el siglo XVII, un fraile hindú llamado Baba Budán aprovechó su peregrinación para hurtar la apreciada planta y llevársela a su país. De este modo se introdujo el café en la India, en concreto en la zona de Mysore, todavía el día de hoy es una enorme productora de café.
En lo que se refiere al continente europeo, las primeras informaciones que hay registradas son de finales del siglo XVI, cuando algunos botánicos y muchos viajantes de diferentes nacionalidades comentaban la existencia del cafeto, su cultivo y las peculiaridades del brebaje preparado con sus semillas.
El café en las primeras cafeterías
En Europa, el café ya elaborado y listo para ser bebido, fue introducido por los mercaderes venecianos en el mil seiscientos quince, esto es, con anterioridad a que la planta fuera importada por los holandeses. Así, la primera ciudad en Europa que comercializó el café fue Venecia. Así mismo en esta ciudad, en mil seiscientos veinticinco, se abrió el primer local público en el que se podía consumir la nueva bebida, esto es, el primer café. Pocos años después, en mil seiscientos treinta y cinco se inauguró en la ciudad de Londres el primer Coffee House, transformándose de manera rápida en el punto de reunión de los intelectuales del país.
En Francia se abrió el primer café en mil seiscientos setenta y uno, mas no fue hasta el mil seiscientos ochenta y cuatro que se inauguró el Café Procope, local que a lo largo de muchos años marcó la vida intelectual y en especial literaria de la capital francesa. En Viena, Franz Georg Kolschitzky abrió en mil seiscientos ochenta y tres el café La botella azul, aprovechando unos sacos de café (recibidos en pago por sus servicios al ejército) que habían dejado abandonados los turcos en su escapada tras el cerco de Viena.
En lo que se refiere a España, las primeras cafeterías se abrieron cerca de mil setecientos quince y enseguida adquirieron la fama de ser los mejores lugares para degustar un buen café. En la villa de Madrid podemos destacar el Café Príncipe y El Pombo, los dos centros de reuniones de políticos y también intelectuales.
Y conforme consta en el fichero de la ciudad de Barcelona, el primer cafetero instalado en la Ciudad Condal se registró en el año mil setecientos ochenta y tres. Se llamaba D. Mariano Figueras y estaba en el número ciento uno de Las Ramblas.